Lo que cuenta la leyenda de corazones, queda entre los corazones y yo.
Que cogimos aquella noche las lanzas más largas y afiladas y en el fervor de la batalla, cantando sudor, sudando canciones, pinchamos nuestra bandera.
Cuenta la leyenda que nuestra bandera bajó aquella noche para que la viesemos sangrar. Y los sudores secaron y las canciones se fueron volando. No pidió ayuda, se moría, había bajado del cielo porque la habíamos pinchado, y ahora se moría.
Se moría y reía.
Y todos los corazones callados.
Y las canciones volvieron, sólo para preguntar de que se reía tanto.
Pero ella se moría y reía.
Entiende que pasa ahora armadura y arma, supongo que debajo hay un soldado, pero esta noche no quiere ni ver tu alma, sucia y sudada huele a podredumbre y se te despega la piel para poder evitarla, que ya no sirves para eso armadura y arma, se reía y sangraba y lloraba y se reía, que todo son aquí corazones, y lo que más brilla es el filo de sus lanzas.
Que no es más que el brillo de los dientes del malo de los dibujos, una sonrisa maníaca, una sonrisa de bardo, del bardo bastardo, del bardo bastardo más loco y maníaco, del bardo bastardo más loco, maníaco y malo, y que te cuenten las lanzas que no era más que un dibujo animado.
De ánimos quería hablar, estaba allí arriba, aplaudía, sonríele y bajó, sangrando y riendo y muriendo y esta vez llevaba un arma.
Chico.
Eh!
Chico.
Que sangro y rio y muero.
Y ese no es tu problema.
Entonces las lanzas rieron y brillaron, y todo se paró un segundo.
Me pareció oir el aleteo de un pájaro, me pareció que era el pájaro más curioso e inoportuno del mundo, y que sin embargo era el pájaro más ruidoso de aquella llanura de corazones.
Que todo se ha quedado oscuro.
Que en la oscuridad no vuelan las aves.
Que sólo son las canciones que vuelven a ver como sangra y rie y muere.
Pero que han llegado tarde.
Que aquí no ha pasado nada.
La leyenda continúa, todos a una.
Cojamos las lanzas, sonríe, corazones armaduras y arma, dejemos las almas que pesan, no las necesitamos allí donde vamos.
¿No has aprendido nada de todo esto?
El sudor se ha secado dejando un tatuaje, un tatuaje curioso e inoportuno y sin embargo el más ruidoso en cuantas leyendas se han podido contar.
El páramo calla y el tatuaje canta.
El tatuaje calla y las lanzás sonríen.
Las lanzas sonríen y ella baja.
Baja para reir y sangrar y morir.
Eh!
Chico!
Armadura y arma!
Sigue el compás, serás una leyenda, no te quedes atrás..
martes, 9 de diciembre de 2008
lunes, 3 de noviembre de 2008
Sobre todos los "que" jamás pensados.
¡Que te jodan!
Dulces y empalagosas visiones de una larva que mira el mundo desde su colmena.
Todo miel.
Un póster de "I got soul" que tape la visión.
Un futuro de "I´m not a soldier" que cierre las bocas.
¿Si sale?
Si sale todo tiene dientes.
Que todos los dientes son verdes.
Que todos los dientes son romos.
Que un loco los hizo de sal.
El cielo tiene la mandíbula de un caimán, y las nubes más escamas que el pez más peludo del mar.
Si esque es una terrorista, que ni usa TNT, le basta el fuego que decora su mirada justo antes de dormir.
Que los ojos se tiñen de rojo.
Que su alma se prende al alba.
¡Que se muere joder!
Y que a su cuerpo no se le olvide, que nunca lo hará del todo.
¡Y otra vez!
Que si el corazón late más fuerte no es pa quitarse las telarañas.
Que si el corazón rebota es pa recordarte que ni eso te mata.
Que no estás muerto.
Que sigues vivo.
¿Y que?
Que te jodan..
Dulces y empalagosas visiones de una larva que mira el mundo desde su colmena.
Todo miel.
Un póster de "I got soul" que tape la visión.
Un futuro de "I´m not a soldier" que cierre las bocas.
¿Si sale?
Si sale todo tiene dientes.
Que todos los dientes son verdes.
Que todos los dientes son romos.
Que un loco los hizo de sal.
El cielo tiene la mandíbula de un caimán, y las nubes más escamas que el pez más peludo del mar.
Si esque es una terrorista, que ni usa TNT, le basta el fuego que decora su mirada justo antes de dormir.
Que los ojos se tiñen de rojo.
Que su alma se prende al alba.
¡Que se muere joder!
Y que a su cuerpo no se le olvide, que nunca lo hará del todo.
¡Y otra vez!
Que si el corazón late más fuerte no es pa quitarse las telarañas.
Que si el corazón rebota es pa recordarte que ni eso te mata.
Que no estás muerto.
Que sigues vivo.
¿Y que?
Que te jodan..
lunes, 15 de septiembre de 2008
Sobre las 2:36
Te estás quedando sin.
Despertar es despertar aquí y en Rusia, y hoy lo has echo del revés, en una jaula que es papel.
Estás entre paredes otra jodida vez, es como tener tu cielo a dos metros de la cabeza, y descendiendo.
Joder como se nota que no es tu cuerpo el atrapado, pero salir, valla lo que es salir...el jocker sin maquillaje.
Hay quien nace y hay quien no, y hay quien nace de una broma del Diablo.
Así que para volar hace falta un corazón oxidado y palabras de metal. Manda huevos saber que el suicida está mas vivo que nadie. Manda huevos saber que tiene más ganas de vivir que todos, pero está decorando el árbol de navidad, y manda todavía mas huevos saber que él es una bola el árbol.
Lo sintió la última vez que lo vió.
Él habla y se lleva consigo humanidades, vete a recorrer caminos jodido romanticida, ¡Que te llamarán ladrón!
"¿Ladrón?
Ladrón el viento por llevarse mis palabras."
"Que tus palabras se las lleve el viento y el viento se volverá loco, te arrancará un subidón y te empujará a vomitarlo."
Borrachas las mariposas que explotan en llamas cuando echan a volar.
Y a ti te han salido alas a gasolina.
¡Somos los putos soldados del mundo!
¡Y esque todo lo que te nace es poesía!
¡Vamos a dar la cara y vamos a dar la cruz!
Por comerte los ases de una baraja ahora solo tienes parejas y en ninguna de ellas se quieren tanto como tú a tus alas sin combustible.
Tiempo.
Tienes que parar a repostar en algún bar, dale un par de tragos más.
Porque hace falta alcohol para que la jaula arda.
Porque a un corazón oxidado le faltan fuerzas para perseguir al viento en busca de tus palabras.
Porque tus alas se queman.
Y es que te estás quedando sin..
Despertar es despertar aquí y en Rusia, y hoy lo has echo del revés, en una jaula que es papel.
Estás entre paredes otra jodida vez, es como tener tu cielo a dos metros de la cabeza, y descendiendo.
Joder como se nota que no es tu cuerpo el atrapado, pero salir, valla lo que es salir...el jocker sin maquillaje.
Hay quien nace y hay quien no, y hay quien nace de una broma del Diablo.
Así que para volar hace falta un corazón oxidado y palabras de metal. Manda huevos saber que el suicida está mas vivo que nadie. Manda huevos saber que tiene más ganas de vivir que todos, pero está decorando el árbol de navidad, y manda todavía mas huevos saber que él es una bola el árbol.
Lo sintió la última vez que lo vió.
Él habla y se lleva consigo humanidades, vete a recorrer caminos jodido romanticida, ¡Que te llamarán ladrón!
"¿Ladrón?
Ladrón el viento por llevarse mis palabras."
"Que tus palabras se las lleve el viento y el viento se volverá loco, te arrancará un subidón y te empujará a vomitarlo."
Borrachas las mariposas que explotan en llamas cuando echan a volar.
Y a ti te han salido alas a gasolina.
¡Somos los putos soldados del mundo!
¡Y esque todo lo que te nace es poesía!
¡Vamos a dar la cara y vamos a dar la cruz!
Por comerte los ases de una baraja ahora solo tienes parejas y en ninguna de ellas se quieren tanto como tú a tus alas sin combustible.
Tiempo.
Tienes que parar a repostar en algún bar, dale un par de tragos más.
Porque hace falta alcohol para que la jaula arda.
Porque a un corazón oxidado le faltan fuerzas para perseguir al viento en busca de tus palabras.
Porque tus alas se queman.
Y es que te estás quedando sin..
Sobre la triste triste muerte de Peter Pan.
Siempre que te apretes el estómago podrás vomitar.
Llega el invierno y me protejo del frío con pieles de escarabajo.
Sólo vivo para vivir debajo de ellas y debajo de ellas sólo hay muros.
Los muros son cada vez más pesados y cada vez más sensibles, y sabes que todos caerán si alguna vez tropiezas con un mal grito. Todos forman laberintos, y en todos los laberintos hay monstruos.
¿Entonces que?
¿Dios te dio una espada y un bocata para aguantar un día más?
Puede que te encuentres con el monstruo, o puede que te encuentre él a tí. En cualquier caso le darás de comer el bocata para que te deje en paz y luego le rajarás con la espada para recuperarlo.
Después de todo, Dios también tiene sentido del humor.
Una noche de verano te tropezaste con el invierno, y tus pieles de escarabajo calleron todas al suelo.
Les pediste un boli a los niños inmortales que con sangre escribían en las paredes profecías sobre los Recuerdameporsiempre y se rieron de tí.
Lo único que les oiste fue decir que si la luna no sale de día es porque que tiene resaca de la noche anterior.
"JODETE TIENES ENVIDIA!"
Contestaron; "Envidia de quién? ¿De quién cada día despierta matando las horas con las plumas del búho que se acuesta con ella? Nunca la tendrás."
"Lo que tú digas, pero son plumas muy afiladas"
Y un niño murió.
Así que me lo llevé conmigo para tener compañía en el laberinto.
Su nombre era Peter Pan y nunca me perdonó que lo arrastrara entre los muros.
Llega el invierno y me protejo del frío con pieles de escarabajo.
Sólo vivo para vivir debajo de ellas y debajo de ellas sólo hay muros.
Los muros son cada vez más pesados y cada vez más sensibles, y sabes que todos caerán si alguna vez tropiezas con un mal grito. Todos forman laberintos, y en todos los laberintos hay monstruos.
¿Entonces que?
¿Dios te dio una espada y un bocata para aguantar un día más?
Puede que te encuentres con el monstruo, o puede que te encuentre él a tí. En cualquier caso le darás de comer el bocata para que te deje en paz y luego le rajarás con la espada para recuperarlo.
Después de todo, Dios también tiene sentido del humor.
Una noche de verano te tropezaste con el invierno, y tus pieles de escarabajo calleron todas al suelo.
Les pediste un boli a los niños inmortales que con sangre escribían en las paredes profecías sobre los Recuerdameporsiempre y se rieron de tí.
Lo único que les oiste fue decir que si la luna no sale de día es porque que tiene resaca de la noche anterior.
"JODETE TIENES ENVIDIA!"
Contestaron; "Envidia de quién? ¿De quién cada día despierta matando las horas con las plumas del búho que se acuesta con ella? Nunca la tendrás."
"Lo que tú digas, pero son plumas muy afiladas"
Y un niño murió.
Así que me lo llevé conmigo para tener compañía en el laberinto.
Su nombre era Peter Pan y nunca me perdonó que lo arrastrara entre los muros.
martes, 26 de agosto de 2008
Sobre los agujeros.
Puede que algún sábado te despiertes con una preciosa rubia al lado.
O puede que no.
Puede que sea morena.
Mientras tanto bebes emociones reciclables para desayunar.
Todo de plástico.
Un portazo es una hermosa canción par un sábado por la mañana. No son ni rubias ni morenas en la cama. Pero son melodías portadoras de esperanza.
Tal vez hoy no tengas que volver. Puede que sea el día.
Vamos a buscar los cachitos de la noche del viernes en el felpudo.
No.
Vamos a buscar a alguien que sepa y pueda construir una nave espacial.
Todos quieren una nave espacial.
Es lo bueno de los portazos, te dejan con todo un día por delante.
Vas caminando despacio y mirando al suelo, no valla a ser que sin querer vayas a caer en algún vicio.
Los suelos están jodidamente llenos de agujeros negros de revelaciones y para salir de ellos hace falta una nave espacial y una tripulación. Una chica de buen ver, y tal vez algún mono que sepa más matemáticas que tú.
Hoy no te han llamado capullo y te sientes extraño. Puede que sea hambre.
Un agujero en el estómago.
Vete a cualquier sitio de esos llenos de gente que entra y sale con un carro con estampados a cuadros y rallas.
¿Un supermercado?
No.
Una cárcel.
Una cárcel con queso de todas las marcas.
Con el mejor queso del mundo, con sus imperfectos mejores agujeros del mundo.
Necesitas cambiarte el nombre.
Todavía no te han llamado capullo.
Una vez te mordió una ardilla, puede que tengas extraños y sobrenaturales poderes de ardilla.
Empecemos por ponerte el nombre de Ardilla y que cuando lo digas la gente te llame capullo.
"¿Cómo te llamas?"
"Vamos a ahorrar tiempo, llámame capullo."
Pero ¡Eh!, cuidado, sigue mirando al suelo, no valla a ser que caigas en el olvido.
Ya nadie te querrá y te quedarás lo suficientemente solo como para que el sol tenga que bajar a darte de fumar.
"¿Estás bien muchacho?"
"Llámame capullo"
Llovería, pero sería el sol que no quiere verte y las nubes que se ríen del descaro.
La luna ni se digna a aparecer este mediodía.
Vamos a por mi queso, que por lo menos tiene agujeros y si todavía tengo algo de suerte tal vez me caiga en alguno de ellos.
Es lo que tiene la música de un portazo.
O puede que no.
Puede que sea morena.
Mientras tanto bebes emociones reciclables para desayunar.
Todo de plástico.
Un portazo es una hermosa canción par un sábado por la mañana. No son ni rubias ni morenas en la cama. Pero son melodías portadoras de esperanza.
Tal vez hoy no tengas que volver. Puede que sea el día.
Vamos a buscar los cachitos de la noche del viernes en el felpudo.
No.
Vamos a buscar a alguien que sepa y pueda construir una nave espacial.
Todos quieren una nave espacial.
Es lo bueno de los portazos, te dejan con todo un día por delante.
Vas caminando despacio y mirando al suelo, no valla a ser que sin querer vayas a caer en algún vicio.
Los suelos están jodidamente llenos de agujeros negros de revelaciones y para salir de ellos hace falta una nave espacial y una tripulación. Una chica de buen ver, y tal vez algún mono que sepa más matemáticas que tú.
Hoy no te han llamado capullo y te sientes extraño. Puede que sea hambre.
Un agujero en el estómago.
Vete a cualquier sitio de esos llenos de gente que entra y sale con un carro con estampados a cuadros y rallas.
¿Un supermercado?
No.
Una cárcel.
Una cárcel con queso de todas las marcas.
Con el mejor queso del mundo, con sus imperfectos mejores agujeros del mundo.
Necesitas cambiarte el nombre.
Todavía no te han llamado capullo.
Una vez te mordió una ardilla, puede que tengas extraños y sobrenaturales poderes de ardilla.
Empecemos por ponerte el nombre de Ardilla y que cuando lo digas la gente te llame capullo.
"¿Cómo te llamas?"
"Vamos a ahorrar tiempo, llámame capullo."
Pero ¡Eh!, cuidado, sigue mirando al suelo, no valla a ser que caigas en el olvido.
Ya nadie te querrá y te quedarás lo suficientemente solo como para que el sol tenga que bajar a darte de fumar.
"¿Estás bien muchacho?"
"Llámame capullo"
Llovería, pero sería el sol que no quiere verte y las nubes que se ríen del descaro.
La luna ni se digna a aparecer este mediodía.
Vamos a por mi queso, que por lo menos tiene agujeros y si todavía tengo algo de suerte tal vez me caiga en alguno de ellos.
Es lo que tiene la música de un portazo.
Sobre la telaraña. Las maneras de caminar.
Vives en la telaraña. Comes en la telaraña, ves la tele en la telaraña, y que demonios, hasta cuando estornudas lo haces en ella.
Es jodido tener un solo brazo especialmente corto y que te piquen los cojones.
Ráscate la nariz, puede que funcione.
Pero aun es más jodido si te pica la nariz. Pregúntale a alguien que encuentres: "¿Qué harías si no tuvieras tu único brazo lo suficiemente largo como para rascarte los cojones?"
"Ponte un garfio" Te diría un payaso.
Ya no quedan trajes de etiqueta. Y mucho menos de mi talla.
Todos mal vestidos con uno y yo en tirantes. En la telaraña nadie te dice nada.
Por lo menos te queda El Juego. Bien, de acuerdo, nadie te ha invitado a participar, pero hoy no hay ganas de subirse al mundo, y mientras nadie te quiera tirar todo ira bien.
Ya tenemos una telaraña, una camisa de tirantes, un juego sin significado y un montón de capullos de etiqueta.
Creo que voy a aceptar la sugerencia del payaso.
Puedes subirte a un tren llamado: "Destino final, viaje sin retorno".
O puedes no hacerlo.
No lo hagas, no seas imbécil. Muchos otro como tú cayeron y ahora viven decorados con medallas que brillan a sol y sombra, y estos, sonriendo, enseñan una perlada dentadura a juego que inspira de todo menos confianza.
Pero a nadie le gusta la confianza.
¡Mierda!
¿Qué ha pasado? Estás en el puto tren.
En fin, ponte cómodo.
Los farolillos te dan la bienvenida, y también los faroles que van de farol, pero estos más bajito, susurran, pues nunca quisieron llamar la atención.
"¿A dónde te diriges asi?, sin etiqueta y pisando los rencores que trae la madrugada"
Te pregunta el revisor.
"Ando perdido por suerte ¿Qué se me presenta hoy?"
"Las nubes se sonrojan al ver a la luna vestida y maquillada para salir esta noche"
"Ah! pues ya tengo plan"
Y finaliza:
"Vas pisando atardeceres."
Esta vez la pista de baile está para los dos, pero tú no has venido a bailar.
Asi que me quedo con mi camisa de tirantes, mi juego sin significado, el consejo de un payaso y ¡Qué coño! mis capullos de etiqueta.
La telaraña es de superglú, su abrazo es más fuerte que el de papá oso al guardia del bosque, de esa no hay quien se libre.
Nadie ha venido a bailar hoy.
Viaje sin retorno y el revisor te dice:
"Recuerda muchacho que la próxima vez que alguien diga tu nombre, tú no tendrás el brazo lo suficientemente largo como para levantar la mano."
Es jodido tener un solo brazo especialmente corto y que te piquen los cojones.
Ráscate la nariz, puede que funcione.
Pero aun es más jodido si te pica la nariz. Pregúntale a alguien que encuentres: "¿Qué harías si no tuvieras tu único brazo lo suficiemente largo como para rascarte los cojones?"
"Ponte un garfio" Te diría un payaso.
Ya no quedan trajes de etiqueta. Y mucho menos de mi talla.
Todos mal vestidos con uno y yo en tirantes. En la telaraña nadie te dice nada.
Por lo menos te queda El Juego. Bien, de acuerdo, nadie te ha invitado a participar, pero hoy no hay ganas de subirse al mundo, y mientras nadie te quiera tirar todo ira bien.
Ya tenemos una telaraña, una camisa de tirantes, un juego sin significado y un montón de capullos de etiqueta.
Creo que voy a aceptar la sugerencia del payaso.
Puedes subirte a un tren llamado: "Destino final, viaje sin retorno".
O puedes no hacerlo.
No lo hagas, no seas imbécil. Muchos otro como tú cayeron y ahora viven decorados con medallas que brillan a sol y sombra, y estos, sonriendo, enseñan una perlada dentadura a juego que inspira de todo menos confianza.
Pero a nadie le gusta la confianza.
¡Mierda!
¿Qué ha pasado? Estás en el puto tren.
En fin, ponte cómodo.
Los farolillos te dan la bienvenida, y también los faroles que van de farol, pero estos más bajito, susurran, pues nunca quisieron llamar la atención.
"¿A dónde te diriges asi?, sin etiqueta y pisando los rencores que trae la madrugada"
Te pregunta el revisor.
"Ando perdido por suerte ¿Qué se me presenta hoy?"
"Las nubes se sonrojan al ver a la luna vestida y maquillada para salir esta noche"
"Ah! pues ya tengo plan"
Y finaliza:
"Vas pisando atardeceres."
Esta vez la pista de baile está para los dos, pero tú no has venido a bailar.
Asi que me quedo con mi camisa de tirantes, mi juego sin significado, el consejo de un payaso y ¡Qué coño! mis capullos de etiqueta.
La telaraña es de superglú, su abrazo es más fuerte que el de papá oso al guardia del bosque, de esa no hay quien se libre.
Nadie ha venido a bailar hoy.
Viaje sin retorno y el revisor te dice:
"Recuerda muchacho que la próxima vez que alguien diga tu nombre, tú no tendrás el brazo lo suficientemente largo como para levantar la mano."
miércoles, 20 de agosto de 2008
El Juego
Reglas:
- Todo el mundo juega a El Juego.
2. En el momento en el que pienses en El Juego has perdido, y has de declararlo públicamente.
3. En el momento de que dejes de pensar en El Juego, volveras a participar en él.
martes, 12 de agosto de 2008
Sobre el duendecillo. El ex-amante.
Una vez más.
Respira.
Otra vez.
Es necesario, no te resistas. Es como oler los paisajes que imaginas cunado vas de viaje. Sitios vírgenes que violar con trocitos quemados que se desprenden de tu alma por cada suspiro y rezo dirigidos a lo que les falta.
[Le dijo el duendecillo al árbol]
Es una sensación parecida a ser un carpintero en la ciudad de las termitas.
Pero sin música.
Y sin música no se vive.
Llueven corcheas en este lugar y yo sin paraguas para protegerme. Caen gritando melodías para sobrevivir al fin del mundo.
Y yo. So ingenuo. Con un atrapamariposas intentando alcanzar las que me hagan brotar alas.
Y yo. So capullo. Dejo escapar las más sinceras. Dejor caer las únicas que nacieron para mí.
Y yo. So bastardo. me quedo con las que, desafinando, me susurran mil maneras para acabar conmigo y solo una para acabar con todos.
[Le cantó el duendecillo al bosque]
Escondido en un laberinto de espejos en el que cual cada reflejo se sabe un baile regional diferente y 7 maneras de reirse de tí.
Hasta que paseando te das cuenta de que hay un espejo sin tu figura.
Y pensaste:
" Un espejo que está triste, no baila"
Te confesó:
"No bailo porque no tengo quien me saque a bailar"
"Pero es sábado, has de bailar!, ¿Dónde has dejado las cenizas de la rutina quemada y las botellas vacías de un fin de semana que sintió de verdad tu marcha? ¡Joder si el resto de espejos se enteran de que no los quieres tumbar para empolvarte la nariz!."
"Para mí la música no suena, no hay un fin del mundo al que sobrevivir"
[Le señaló el duendecillo al sinsentido]
Así que es eso.
Son las voces en off.
Nos recuerdan quienes somos y que queremos.
Las odio, las odias.
Tiene un jodido palo con un clavo oxidado por si te olvidas y un lanzallamas por si no quieres recordar.
Todos deberían tener una.
Tener una sire.
Sirve para tener un lugar al que apuntar con una metralleta cargadas con balas de la mejor plata.
Del cianuro más caro.
El capitán garfio a perdido el sombrero y solo tiene su gancho para poder buscarlo.
[Le confesó el deundecillo al delirio]
Pero serás polvo, no uno de esos polvos de viernes de coca.
No uno de esos polvos tristes de lunes por la mañana.
Las notas también lloran por putas. Se vendieron a la desatención por unos cuantos sentimientos.
Ya nadie las quiere por como eran y están al borde de la extinción.
Un incendion extinto por las meadas de las personas.
Los suicidas avivan las llamas. Su orín tiene más alcohol que las venas de los romanticidas.
Esta noche la musa a venido a inspirarme y me la he follado.
Un buen polvo.
Pero no un polvo desde luego en el que te convertirás.
No tienes tanta suerte.
Cara o cruz.
Otra vez de canto.
Las melodías esperan a un mejor cliente y hoy nadie va a sobrevivir al fin del mundo.
[Le contestó la brisa al duendecillo con una pistola apuntándole en la sien]
¡PUM!
............................................................
Pero si todo lo hice por ella.
Por el amor de Dádata.
[Le suspiró el duendecillo a la brisa]
Pero ya no pudo oírlo
Respira.
Otra vez.
Es necesario, no te resistas. Es como oler los paisajes que imaginas cunado vas de viaje. Sitios vírgenes que violar con trocitos quemados que se desprenden de tu alma por cada suspiro y rezo dirigidos a lo que les falta.
[Le dijo el duendecillo al árbol]
Es una sensación parecida a ser un carpintero en la ciudad de las termitas.
Pero sin música.
Y sin música no se vive.
Llueven corcheas en este lugar y yo sin paraguas para protegerme. Caen gritando melodías para sobrevivir al fin del mundo.
Y yo. So ingenuo. Con un atrapamariposas intentando alcanzar las que me hagan brotar alas.
Y yo. So capullo. Dejo escapar las más sinceras. Dejor caer las únicas que nacieron para mí.
Y yo. So bastardo. me quedo con las que, desafinando, me susurran mil maneras para acabar conmigo y solo una para acabar con todos.
[Le cantó el duendecillo al bosque]
Escondido en un laberinto de espejos en el que cual cada reflejo se sabe un baile regional diferente y 7 maneras de reirse de tí.
Hasta que paseando te das cuenta de que hay un espejo sin tu figura.
Y pensaste:
" Un espejo que está triste, no baila"
Te confesó:
"No bailo porque no tengo quien me saque a bailar"
"Pero es sábado, has de bailar!, ¿Dónde has dejado las cenizas de la rutina quemada y las botellas vacías de un fin de semana que sintió de verdad tu marcha? ¡Joder si el resto de espejos se enteran de que no los quieres tumbar para empolvarte la nariz!."
"Para mí la música no suena, no hay un fin del mundo al que sobrevivir"
[Le señaló el duendecillo al sinsentido]
Así que es eso.
Son las voces en off.
Nos recuerdan quienes somos y que queremos.
Las odio, las odias.
Tiene un jodido palo con un clavo oxidado por si te olvidas y un lanzallamas por si no quieres recordar.
Todos deberían tener una.
Tener una sire.
Sirve para tener un lugar al que apuntar con una metralleta cargadas con balas de la mejor plata.
Del cianuro más caro.
El capitán garfio a perdido el sombrero y solo tiene su gancho para poder buscarlo.
[Le confesó el deundecillo al delirio]
Pero serás polvo, no uno de esos polvos de viernes de coca.
No uno de esos polvos tristes de lunes por la mañana.
Las notas también lloran por putas. Se vendieron a la desatención por unos cuantos sentimientos.
Ya nadie las quiere por como eran y están al borde de la extinción.
Un incendion extinto por las meadas de las personas.
Los suicidas avivan las llamas. Su orín tiene más alcohol que las venas de los romanticidas.
Esta noche la musa a venido a inspirarme y me la he follado.
Un buen polvo.
Pero no un polvo desde luego en el que te convertirás.
No tienes tanta suerte.
Cara o cruz.
Otra vez de canto.
Las melodías esperan a un mejor cliente y hoy nadie va a sobrevivir al fin del mundo.
[Le contestó la brisa al duendecillo con una pistola apuntándole en la sien]
¡PUM!
............................................................
Pero si todo lo hice por ella.
Por el amor de Dádata.
[Le suspiró el duendecillo a la brisa]
Pero ya no pudo oírlo
martes, 5 de agosto de 2008
Sobre algo que debería importarme.
Así que pausa.
El viernes fue el día que concreté la cita con el demonio.
Me comentaba en el coche como lo insulso vence a lo sulso en algún reino llamado Dacota.
Nos reíamos de las canciones de la radio en otros idiomas. Confesó que los inventó el, y que por ello tantos millares de estudiantes, estudiantas y hamsters que no diferencian el finlandés y el japonés dicho alrevés le odiaban. Complejos es la palabra que utilizó.
Aparcamos al final de una autopista sin fín, es curioso, también me dijo algo sobre que no tenía principio, y no recordaba como llegué hasta ahí.
Le eché la culpa a las cervezas.
Mientras tanto la voluntad intenta retrasar las manecillas del reloj.
Y la cita acabó.
-Es la hora.
-¿Tan pronto?
-Muchas personas han muerto desde que estamos aquí
-¿Tienes que ir a por sus almas?
-No, hoy vengo a por la tuya. Quedamos para eso, ¿no lo recuerdas?
-¿Como decías que había llegado hasta aquí?
Nos sonreímos y me dió la mano.
...........................................................
Hijo de perra, quemaba.
...........................................................
-Me has caído bien. Te concedo unos minutos más de reflexión.
Mis últimos minutos para pensar.
¿Pensar en qué?
Intenté hacer un recuento de lo pensado hasta ahora.
Creo que lo he pensado todo.
He pensado en helados derretidos goteando en aceras de Dacota, en policías con la corbata mal puesta, en la reproducción del grillo, en lo que comen los grillos, en el habitat de los grillos, en que me gustan los grillos y en el porque de algo así.
En reacciones nucleares en centrales nucleares. En las reacciones nucleares de todas las chicas del mundo. En las reacciones nucleares en los pantalones de todos los chicos del mundo al verlas.
Si.
Lo he pensado todo.
Perdamos el tiempo entonces.
Pensemos pues en como.
Podría inventar como el hombre de la mirada embustera se llevaba a la chica con palabras bonitas. Podría inventar como una ola me ahogaba y me arrastraba hasta el alma del mundo.
Pero inventé que la cita no terminaba.
Y allí estábamos. El demonio y yo en Dacota, montados en un coche por una autopista sin fin, viendo a lo insulso vencer a lo sulso, riéndonos de los idiomas, de la ignorancia de estudiantes, estudiantas y hamsters que no saben diferenciar el finlandés y el japonés dicho alrevés.
Inventé que las cervezas no se acababan y que no se sentían tristes después de echarles las culpa por lo de la autopista.
Pero al final lloraron.
El viernes fue el día que concreté la cita con el demonio.
Me comentaba en el coche como lo insulso vence a lo sulso en algún reino llamado Dacota.
Nos reíamos de las canciones de la radio en otros idiomas. Confesó que los inventó el, y que por ello tantos millares de estudiantes, estudiantas y hamsters que no diferencian el finlandés y el japonés dicho alrevés le odiaban. Complejos es la palabra que utilizó.
Aparcamos al final de una autopista sin fín, es curioso, también me dijo algo sobre que no tenía principio, y no recordaba como llegué hasta ahí.
Le eché la culpa a las cervezas.
Mientras tanto la voluntad intenta retrasar las manecillas del reloj.
Y la cita acabó.
-Es la hora.
-¿Tan pronto?
-Muchas personas han muerto desde que estamos aquí
-¿Tienes que ir a por sus almas?
-No, hoy vengo a por la tuya. Quedamos para eso, ¿no lo recuerdas?
-¿Como decías que había llegado hasta aquí?
Nos sonreímos y me dió la mano.
...........................................................
Hijo de perra, quemaba.
...........................................................
-Me has caído bien. Te concedo unos minutos más de reflexión.
Mis últimos minutos para pensar.
¿Pensar en qué?
Intenté hacer un recuento de lo pensado hasta ahora.
Creo que lo he pensado todo.
He pensado en helados derretidos goteando en aceras de Dacota, en policías con la corbata mal puesta, en la reproducción del grillo, en lo que comen los grillos, en el habitat de los grillos, en que me gustan los grillos y en el porque de algo así.
En reacciones nucleares en centrales nucleares. En las reacciones nucleares de todas las chicas del mundo. En las reacciones nucleares en los pantalones de todos los chicos del mundo al verlas.
Si.
Lo he pensado todo.
Perdamos el tiempo entonces.
Pensemos pues en como.
Podría inventar como el hombre de la mirada embustera se llevaba a la chica con palabras bonitas. Podría inventar como una ola me ahogaba y me arrastraba hasta el alma del mundo.
Pero inventé que la cita no terminaba.
Y allí estábamos. El demonio y yo en Dacota, montados en un coche por una autopista sin fin, viendo a lo insulso vencer a lo sulso, riéndonos de los idiomas, de la ignorancia de estudiantes, estudiantas y hamsters que no saben diferenciar el finlandés y el japonés dicho alrevés.
Inventé que las cervezas no se acababan y que no se sentían tristes después de echarles las culpa por lo de la autopista.
Pero al final lloraron.
domingo, 27 de julio de 2008
Sobre la dualidad Día y Noche. El día
Un papel en blanco es el que precede a este relato, como las ideas que se tienen sobre el mismo, blancas, casi transparentes, prácticamente invisibles.
No hay ideas. Olvida lo pensado. Olvidar lo pensado es fácil cuando lo pensado no existe, es tan fácil como sonreirle los cumplidos a la luna cuando te ve solo, mientras piensas "hijaputa". Sonrisas hipócritas pues, una hipocresía casi como la del nombrado pensamiento: blanco, transparente e invisible.
No es por tanto en creencias ni en los ya mencionados pensamientos sobre lo que se basa esto. La tinta de mi bolígrafo se tornaría ácido si supiera lo que pienso de ella, son las emociones las que te suplican con voz de sirena de película porno que des el paso al borde de un precipicio.
Son ellas las que disfrutan de la caída, una buena vista antes de una rápida muerte.
Pequeñas e indoloras muertes.
Grandes e indoloras muertes.
Dolorosas muertes.
Muertes al fin y al cabo.
¿Y no mueres cada día con cada amanecer?
Es el desengaño que te produce un infarto. Es el desengaño que llama a tu puerta ataviado de punta en blanco, susurrandote tranquilidad mientras te grita "¡Desconcierto!"
con ojos del vendedor de seguros en un hogar del jubilado. Del lobo en el matadero. Del cazador que encuentra a una presa.
Amantes del embuste, hoy me e vuelto a enamorar.
Es en el amanecer cuando tu muerte vive. Eres humano: Duele, ¿verdad?
Los quehaceres, los amores vanales, responsabilidades y sonrisas hipócritas tanto como pensamientos hipócritas, te esperan en un abrir de ojos.
Y es que ya está entrenado. Y es que es sabido por todos. Y es que ¡joder!, ¿donde venden candados para cerrarlos?
Con los rayos del sol no solo se calienta tu piel, sino tu alma. Un alma sin gafas de sol, vulnerable en la misma medida que un raton extraviado en el parque de atracciones de los Aristogatos. Primero, seguro, se jugará con él.
Por fín llega el atardecer que precede a la noche de la que no se hablará en este texto, y jode tanto como el amanecer, cuando te das cuenta que no eres más que la moneda de cambio, no eres más que carne de cañon en una guerra de gigantes.
Sale el sol, te mira desde lo más alto y te dice : "Ven conmigo, yo te ofrezco la seguridad de una vida sobria de pasiones y aguas tranquilas de deseos satisfechos."
Y tú, agarrandote el alma abrasada para que no huya, le respondes: " pero falta algo muy importante..."
Y te corta la luna, el ejército de plata que con su luz sagrada te sana el alma, pero te congela el cerebro.
Y te promete: " Ven conmigo, la imaginación cabalgará a lomos del desenfreno, el arte sera su escudero y los deseos tu Tierra desconocida."
Y tú, inventando una manta eléctrica para el cerebro, le respondes: "¡Pero falta lo más importante!"
Ambos se miran extrañados.
Y la emoción te suplica de nuevo que des el paso en el precipicio.
Son ellas las que disfrutan de la vista.
Son ellas las que se ríen de tu muerte.
Una pequeña e indolora muerte.
Una gran e indolora muerte.
Una dolorsa muerte.
Tu muerte.
Y como cada día, después de este concierto vomitas un :"Qué puta es la vida". Deseas un: "Que se acabe todo". Rezas: " ¿Donde esa mi vida de anoche?"
De repente recuperas la memoria, ya sabes dónde la has dejado.
Está nadando en los charcos de alcohol del suelo, se desangra pr los cristales rotos de una botella que corrió mejor suerte que tú.
Se escapa por una ventana que abriste para que pudiese huir. Y finalmente, muere porque no le diste las alas para poder saltar.
Y otra vez ese concierto.
Vomitas un: "Qué puta es la vida", como todos los días. Y en tu cara se dibuja una sonrisa etrusca.
No hay ideas. Olvida lo pensado. Olvidar lo pensado es fácil cuando lo pensado no existe, es tan fácil como sonreirle los cumplidos a la luna cuando te ve solo, mientras piensas "hijaputa". Sonrisas hipócritas pues, una hipocresía casi como la del nombrado pensamiento: blanco, transparente e invisible.
No es por tanto en creencias ni en los ya mencionados pensamientos sobre lo que se basa esto. La tinta de mi bolígrafo se tornaría ácido si supiera lo que pienso de ella, son las emociones las que te suplican con voz de sirena de película porno que des el paso al borde de un precipicio.
Son ellas las que disfrutan de la caída, una buena vista antes de una rápida muerte.
Pequeñas e indoloras muertes.
Grandes e indoloras muertes.
Dolorosas muertes.
Muertes al fin y al cabo.
¿Y no mueres cada día con cada amanecer?
Es el desengaño que te produce un infarto. Es el desengaño que llama a tu puerta ataviado de punta en blanco, susurrandote tranquilidad mientras te grita "¡Desconcierto!"
con ojos del vendedor de seguros en un hogar del jubilado. Del lobo en el matadero. Del cazador que encuentra a una presa.
Amantes del embuste, hoy me e vuelto a enamorar.
Es en el amanecer cuando tu muerte vive. Eres humano: Duele, ¿verdad?
Los quehaceres, los amores vanales, responsabilidades y sonrisas hipócritas tanto como pensamientos hipócritas, te esperan en un abrir de ojos.
Y es que ya está entrenado. Y es que es sabido por todos. Y es que ¡joder!, ¿donde venden candados para cerrarlos?
Con los rayos del sol no solo se calienta tu piel, sino tu alma. Un alma sin gafas de sol, vulnerable en la misma medida que un raton extraviado en el parque de atracciones de los Aristogatos. Primero, seguro, se jugará con él.
Por fín llega el atardecer que precede a la noche de la que no se hablará en este texto, y jode tanto como el amanecer, cuando te das cuenta que no eres más que la moneda de cambio, no eres más que carne de cañon en una guerra de gigantes.
Sale el sol, te mira desde lo más alto y te dice : "Ven conmigo, yo te ofrezco la seguridad de una vida sobria de pasiones y aguas tranquilas de deseos satisfechos."
Y tú, agarrandote el alma abrasada para que no huya, le respondes: " pero falta algo muy importante..."
Y te corta la luna, el ejército de plata que con su luz sagrada te sana el alma, pero te congela el cerebro.
Y te promete: " Ven conmigo, la imaginación cabalgará a lomos del desenfreno, el arte sera su escudero y los deseos tu Tierra desconocida."
Y tú, inventando una manta eléctrica para el cerebro, le respondes: "¡Pero falta lo más importante!"
Ambos se miran extrañados.
Y la emoción te suplica de nuevo que des el paso en el precipicio.
Son ellas las que disfrutan de la vista.
Son ellas las que se ríen de tu muerte.
Una pequeña e indolora muerte.
Una gran e indolora muerte.
Una dolorsa muerte.
Tu muerte.
Y como cada día, después de este concierto vomitas un :"Qué puta es la vida". Deseas un: "Que se acabe todo". Rezas: " ¿Donde esa mi vida de anoche?"
De repente recuperas la memoria, ya sabes dónde la has dejado.
Está nadando en los charcos de alcohol del suelo, se desangra pr los cristales rotos de una botella que corrió mejor suerte que tú.
Se escapa por una ventana que abriste para que pudiese huir. Y finalmente, muere porque no le diste las alas para poder saltar.
Y otra vez ese concierto.
Vomitas un: "Qué puta es la vida", como todos los días. Y en tu cara se dibuja una sonrisa etrusca.
Sobre las estrellas
Y porfin el despertar de una parte de ti que creías dormida, espectacular, mucho más de lo que habías imaginado mirando aquel cielo teñido por la sangre que sudaban las estrellas que sufrían la perdida de una razón para existir, ya no eran amadas ni admiradas, sino esquivadas por las miradas de corazones ausentes que vivían tristes por morir,sin saber que para ellos era lo triste vivir.
En cualquier caso, eso ya no ocupaba tu mente, tu volvías a quererlas, y era lo que importaba.
La ciudad, TU ciudad, la ciudad de nadie, se transformaba, convirtiendo lo típico de las ciudades (perros, casas buzones, amores líquidos y químicos, amores superficiales, desazones varias, incertidumbres, miedos) en lo totalmente contrario, y esa era una salida, TU salida.
Era como la típica extraña salida.
Como tu casa de campo que sólo visitas cuando el veneno de la tejedora inunda tus venas entumeciendo músculos que acabas de descubrir por el dolor.
Como el barco que timoneas, (surcando imparable las nubes, indómito, sin rumbo), en un duermevela que no te corresponde.
Y es que en este nuevo lugar, con lo propio de los nuevos lugares que provienen de ciudades transformadas (antiperros, antidesazones varias...), sientes que las heridas estrellas te acunan en un último esfuerzo antes de desmayarse por el dolor del abandono, y crees que será para siempre, y rezas, y rezas muchísimo para que así sea.
Y corres por sus oscuras calles vigiladas por la nada, empapado en sudor con olor al petróleo que engrasa la máquina del romance filosófico.
Y saltas a la mínima pensando que en cada esquina puede aguardarte algún tipo de monstruo de novela victoriana, creyendo que con dos palabras y un par de copas te harás con su alma para siempre.
Y te odias.
Te odias porque derepente lo que te asalta no es sino la tranquilidad de pensar de que en el mundo real, en algún jodido punto del jodido mundo real algún poeta se está emborrachando, algún oso está merendando carne de leñador despistado y alguien sigue queriendo ser astronauta.
Pero tú no estás.
Y no te importa.
Y no les importa.
Tu ciudad transformada con lo propio de las ciudades transformadas te espera.
Las estrellas te acunan moribundas.
Y tu no estás realmente ni en un lugar ni en el otro.
Naciste sin patria ni bandera, con un mapa roto y una brújula que siempre señalaba al sur.
¿Ciudadano del mundo?
¿De cual de todos?
Queridos reyes magos:
Este año no he sido, ¿me prestáis esa estrella superviviente?
En cualquier caso, eso ya no ocupaba tu mente, tu volvías a quererlas, y era lo que importaba.
La ciudad, TU ciudad, la ciudad de nadie, se transformaba, convirtiendo lo típico de las ciudades (perros, casas buzones, amores líquidos y químicos, amores superficiales, desazones varias, incertidumbres, miedos) en lo totalmente contrario, y esa era una salida, TU salida.
Era como la típica extraña salida.
Como tu casa de campo que sólo visitas cuando el veneno de la tejedora inunda tus venas entumeciendo músculos que acabas de descubrir por el dolor.
Como el barco que timoneas, (surcando imparable las nubes, indómito, sin rumbo), en un duermevela que no te corresponde.
Y es que en este nuevo lugar, con lo propio de los nuevos lugares que provienen de ciudades transformadas (antiperros, antidesazones varias...), sientes que las heridas estrellas te acunan en un último esfuerzo antes de desmayarse por el dolor del abandono, y crees que será para siempre, y rezas, y rezas muchísimo para que así sea.
Y corres por sus oscuras calles vigiladas por la nada, empapado en sudor con olor al petróleo que engrasa la máquina del romance filosófico.
Y saltas a la mínima pensando que en cada esquina puede aguardarte algún tipo de monstruo de novela victoriana, creyendo que con dos palabras y un par de copas te harás con su alma para siempre.
Y te odias.
Te odias porque derepente lo que te asalta no es sino la tranquilidad de pensar de que en el mundo real, en algún jodido punto del jodido mundo real algún poeta se está emborrachando, algún oso está merendando carne de leñador despistado y alguien sigue queriendo ser astronauta.
Pero tú no estás.
Y no te importa.
Y no les importa.
Tu ciudad transformada con lo propio de las ciudades transformadas te espera.
Las estrellas te acunan moribundas.
Y tu no estás realmente ni en un lugar ni en el otro.
Naciste sin patria ni bandera, con un mapa roto y una brújula que siempre señalaba al sur.
¿Ciudadano del mundo?
¿De cual de todos?
Queridos reyes magos:
Este año no he sido, ¿me prestáis esa estrella superviviente?
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