lunes, 9 de abril de 2012

Sobre salpicar con tiempo al temporal

La luz del crepúsculo caía a plomo sobre el horizonte, bañando de color dorado las infinitas llanuras que ante un jinete cansado, exhausto y moribundo se expandían. Las recientes lluvias habían dejado innumerables gotas colgando de cada una de las espigas que, desordenadas, crecían salvajemente a lo largo y ancho de cuanto la vista podía alcanzar. En conjunto, una llama divina iluminaba un diamante titánico. El ritmo cansado y desacompasado de los cascos del caballo era el único fondo musical que podía apreciarse, y el jinete, al borde del colapso, supo apreciar el detalle.

-Ya hemos llegado.- Le susurró al corcel mientras, a duras penas, intentaba zafarse de las riendas que se habían enroscado en sus muñecas. Se apeó del caballo con las pocas fuerzas que se había reservado para el final de su viaje. Las gotas de sangre resbalaron en procesión silenciosa por los bordes de un uniforme escarlata y se precipitaron al vacío rodeadas de tranquilidad y sosiego. Las heridas que había sufrido a lo largo de tan legendaria caminata iban a acabar con él pronto, pero no por ello había incumplido su deber, ni mucho menos. A sus espaldas quedan cantidades ingentes de enemigos caídos, cientos de reinos cruzados de costa a costa y numerosas gestas que le sobrevivirían aunque muriese mil veces más.

-Querido hermano –Le decía entrecortadamente a su caballo, mirándolo con sus apesadumbrados ojos azul oscuro. –Nuestro viaje ha terminado, ya sólo queda la muerte. Ese y no otro es el verdadero final. Debemos marchar como venimos, siempre solos. Lo que nos espera al otro lado de la Gran Catedral es y será siempre un misterio, pero hasta allí ha de llegar nuestro mensaje y por los Dioses que jamás dejaremos una misión sin concluir.

El caballo, con una mirada de comprensión y dejando escapar sus últimas fuerzas, se dejó caer sobre el campo infinito de espigas. Su piel, más negra que una noche sin luna, destellaba con las últimas luces del día, su crin, blanca como la leche, se esparcía como mil riachuelos por el suelo. El jinete se arrodilló, más por efecto de la gravedad que por voluntad propia, se quitó uno de los guantes y acarició el cuello del animal pausadamente. No pasó demasiado tiempo hasta que empezó a notar cómo la vida se le escapaba al ritmo que su sangre manaba. Finalmente se dejó caer, y haciendo un último gran esfuerzo se arrancó la cruz que le colgaba al cuello, se la metió en la boca y se la tragó.

La luz se apagaba en el horizonte y el brillo del mundo moría con ellos.

-Nosotros somos la libertad.
Estas fueron las últimas palabras del último gran héroe. Palabras demasiado llenas para no haber sido oídas por nadie. Demasiado hermosas para ser pronunciadas por cualquiera. Demasiado ciertas para que la noche no se apiade de las almas que se quedan en un mundo sin ellas.

jueves, 3 de junio de 2010

Sobre el cuerpo diésel

Se ve a menudo cómo John y otros John se quitan el sombrero y la tapa de los sesos.
Sales a fumar mañanas a la atalaya silenciosa, canta y la señorapasteldefresa baila contenta implorando la lluvia, llámalo ambición. A veces madura demasiado pronto y lo ves retorcerse, explota y resurge de las cenizas, y piensas: "Lázaro! que los muertos se queden donde están!!", llámalo curiosidad. El mundo es dulce y encima de las escaleras lo guardaremos para que nadie lo vea, cuídate astronauta y envía de vuelta los peces, llámalo náusea. Recuerdo el tatuaje en el brazo del vie

lunes, 10 de mayo de 2010

Sobre rusas, montañas y ruletas.

Bonita caída del cielo, sin tiburones ni rizos pero entre el humo y con estilo.
Sáltaba de cuerda en cuerda cuando llegué a buen puerto,y entonces Jack Destrucción se subió a su caballo y gritó y gritó y recuerdo los árboles y el polvo y el aire y el cielo.
Y abajo en el río es verdad, que estaba observando y era la reina de la hojarasca y el cristal.
Sin consecuencias todo va bien en Salem, el fuego en febrero y la libertad:
"Sabemos que no hay reacción... es sólo que... no hay consecuencias"
Lo respiramos contigo cuando perdemos el control, hicimos de las tumbas orgullo y las lanzamos en paracaídas cuando sobrevolamos Nueva York. Realmente lo agradecerías si estuvieras vivo o muerto, esta es la nueva era que pinta nuestras vidas de caos y color.
Las bombas no son un problema, explotan y las cosas saltan por los aires, nos alarmamos y manos a la cabeza, pero las cosas siempre saltan por los aires, siempre queremos subir y subir, y hay aviones, cohetes, misiles.
Y MIERDA!!! NUESTRA GENERACIÓN A OLVIDADO PORQUÉ!!
Subimos a chuparle la poya a Dios...o inventamos los misiles para rebentarla?
En el séptimo cielo otra cosa por los aires!!
LA POYA DE DIOS ES EL APOCALIPSIS!
¿Pero miras abajo y qué hay en el pozo?
Ahora que los gusanos dominan la tierra podremos ver a que sabe el chocolate de la gran Mamá. Ahora cuevas y sombras y lava!




Cierras los ojos, levantas la vista y miras al rededor.
Más gente más rápida y más música.
Te bañas en vino y ceniza, y una noche más en palacio.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Sobre el destino de los gigantes.

¿Quién pilota las nubes?

Te prometo que voy a volver, no se ni como ni cuando. Por aquí siempre suele estar soleado, la gente no se preocupa demasiado por el tiempo, ni mucho más ni mucho menos que en las cuevas, pero siempre están dando tumbos. Cuando te miran te hacen sentir culpable, es algo incómodo, no me encuentro bien en situaciones así. No me malinterpretes, me gusta esto, pero es odiosa esa sensación de: ¿Y qué has hecho tú por la libertad?

Traigo noticias del sur:
Poca cosa en realidad, recuerda que aquí todo cae hacia arriba y al principio desconcierta, estoy harto de soñar con golpes del asfalto en mi cara, acabas deseando ser tú el siguiente en salir volando.
Últimamente sólo viajo con el camello y el niño en una burbuja. El camello se acuerda de tí, me dice que no cantes lejos, me preocupa, empieza a leer mensajes secretos hasta en las frutas, incluso en las frutas con nombres de animal australiano!
Sobre el niño burbuja no hay mucho que decir, se dedica a dejarse llevar por la inclinación del momento, ya sabes.

El sur te manda recuerdos.

Lobo Madrugada de Verano Ángel.

lunes, 8 de febrero de 2010

Sobre Porobompompom y Ruedas.

Albergamos la esperanza de que TÚ te calles, aunque en realidad nos basta con que no digas nadas.
Recuerdo cuando las drogas todavía no habían sitiado mi mente, recuerdo recordar un montón de gente mirándose a los ojos y al cielo antes de saber la respuesta y morir.
Teniéndome a mí, queriéndome ir, recuerdo el abajo y el ahora, recuerdo el abajo y el juicio.
Se que hablé de mentirle y de aguantar las tempestades, de que ojalá fuera el día perfecto, y anillos de fuego y mujeres bailando.
Pero todavía estoy en pie.
El reflejo nublado de nuestra sombra persiguiéndonos nos animaba a seguir corriendo entre deshinibidas risas y desesperados llantos.
Botella en mano y hasta las cejas del espíritu de los 60 nos dirigíamos raudos y seguros a donde cada pisotón del bombo nos llevase.
En realidad no sabíamos nada de lo que había que saber sobre nada, pero nos descubrimos entregados en cuerpo y alma al destello de una idea.
La oscura carretera desaparecía tras el himno de nuestras ruedas y ante nuestros ojos se iluminaba cual concierto de luciérnagas en llamas.
No había vuelta atrás, tan sólo un precipicio y yo sin alas, tan sólo drogas y yo sin alma.
"Encantado de conocerte, soy el amo del viento"

viernes, 29 de enero de 2010

Sobre empezar

Creí que iban a llover estrellas.
Parecía que si alargabas la mano hacia el cielo encontrarías una cuerda invisible que nunca antes habías sentido.
Parecía que si tirabas de esa cuerda todas las estrellas caerían como enérgicas supernovas cantando el himno de la bala, una detrás de otra, en una progresión infinita que sólo podía llevar a un desenlace posible: la destrucción de cuanto no has bailado todavía.
Lo que no has comido, lo que no has gritado, lo que no has leído, saltado, golpeado, sentido, insultado, tocado, escuchado, lo que no has vivido...
Parecía que no iba a acabar jamás, pero entre la eterna fila que formaban inconmensurables y pétreos edificios, empezó a dejarse ver la dorada corona de un gran sol perezoso y dormilón que prometía con el calor de sus recién levantados susurros que ése, y sólo ése, podía ser el día.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Sobre sexo y otras catástrofes geográficas.

Ni siquiera un segundo después nos explotó la cabeza.
Hemos llegado aquí en un carruaje de ratón tirado por calabazas, y yo conseguí lo que quería.
Sólo me quedan las palabras para jugar, sé amable, porque todo lo que se de poesía es lo que se va quedando en el fondo mi vaso.
Pero al final conseguí lo que quería.
Ella buscaba largas tardes de domingo de platero, yo la libertad.
Yo acabé borracho, tocando y bailando noches de noviembre de gigantes.
Ella acabó sola.
Pero al final conseguí lo que quería.
Fumo lo que quiero, hago lo que quiero, bailo lo que quiero pero es su pelo todo lo quiero.
El segundo disparó apenas sonó, ¿Qué te dice el tipo con barba que todo lo sabe?
Que lo mejor es creer que tu cuerpo y tu mente apenas se hablan, que uno se va a Estambul, que ella acabó sola.
Es el día perfecto, el día en el que un montón de láseres mortales buscan a los niños y demás inocentes del mundo, ancianos en sus nichos de recuerdos y todos caminan por el camino salvaje.
Todos son medianoche y a todos les importa una mierda que no haya sitio en el barco, no quieren caer al río de los cocodrilos que mastican relojes.
Si algo hemos aprendido de noviembre, es que no tienen piedad.
Carrie tiene una pistola.
Al final conseguí lo que quería, pero ella está en el cielo con diamantes.

domingo, 18 de octubre de 2009

Sobre una aviesa mirada y unos dientes afilados.

A las chicas que les rompí el corazón:

Nada más que sal y alcohol, Beautiful Mike y su bastón lideraban la mejor banda explosiva del momento, putos riffs y el camarero que tenía una pierna de metal. El público postizo vitoreaba entusiasmado a los gatos pardos de la noche, y la pierna de metal gruñía y disparaba a bocajarro.
Hasta que apareció aquel tipo con pinta de cónsul y tabaco de oro.
Llevaba escrito en la frente: "No se hablar sin un cigarro", pero yo no le creí, yo sabía que venía a por el pobre camarero y su pierna de metal.
Putos riffs.
Pero el público vitoreaba.
Y fue cuando llegó la gran ola y el cónsul cogió un cigarro.
No queremos palabras, queremos canciones, sinfonías rotas y vasos llenos, entidades huecas, dulces e imperecederas.
A mí las mujeres felinas y la cama vacía.
Entonces Beautiful Mike cogió su bastón, su banda explosiva, guerrilla tramposa la noche en tu casa, bailando la luna al son de tu espalda, nació su odio de toda tu gracia.
Y la dejó, la noche en tu casa y los gatos pardos, la danza, tu espalda y el fuego y la gracia.
La vida.
Pero amigos, Beautiful Mike y su bastón tenían un perro, el perro que no olvida y que lleva de nombre a un dios, sombreros y carabinas, el demoníaco perro le arrancó la pierna de metal al pobre camarero, se fumó el dorado tabaco del desdichado cónsul, emergió de un mechero un sueño y la luz te folló entera.
"Malditas zorras ¿Quién sigue aquí?" la banda explosiva, explotó, y no hay final para la historia.


Gmork:

Creo que es ella, ella es mi jodida chica.
Sé que lo es, pero mierda, la odio.

lunes, 4 de mayo de 2009

Sobre cogidos.

Me gustaría dedicar esta canción a todos los capullos que se han pegado un tiro para contar con otro agujero por donde se la puedan clavar.

Esperaba poder resumir la existencia en una frase, una hostia de tinta.
Viajábamos con sangre como gasolina en un viejo Chevrolet apodado Rock'n Roll, negro medianoche, brillante muerte de reina. Este atardecer mi apellido es Huracán. Un viejo revólver con el alma de un cura en la guantera nos prometía perdón y covijo en la morada de algún dios, nada que temer. Todo tapizado color lágrimas en Arizona.
Creía ir montado con un tío que siempre preguntaba, y preguntaba sobre todo, todas la preguntas nacían y morían entre sus jodidos dientes.
"¿Que qué pretendía?", mierda, no podía preguntarme eso, el cura se lo tendría que hacer entender, pero contesté:
"Supongo que resumirlo todo en una frase".
"¿Que qué significa?" ¿Quién coño le ha puesto una alfombra roja la puerta de mi Rock'n Roll a este capullo? Pero contesté:
"Significa no tener que trabajar nunca más, sin olvido, no hay perdón."

Y se debió bajar, porque sólo oía que las nubes cantaban:
"Adiós a los dueños del Rock'n Roll"

La mirada inquisidora de la cerveza atraía a las viejas glorias tanto como espantaba a las bienaventuradas nuevas estrellas, y así aparecieron en la medianoche en carretera todos los que un día quisieron vivir de acuerdo a los acordes, el humo en los ojos, la vida en la lengua y la sangre en el suelo.

El espíritu del viejo ave que un día elevó hasta el cielo a todas las estrellas saltaba de boca en boca, de alma en alma, por cada uno de mis acompañantes.
Dylan Rolling Stone subido a hombros de una guitarra rogaba por una cerveza más; Miss Patty Valentine prometía que me querría más que a su soldado inmortal, yo era el señor Huracán; Don American Pie McLean jugaba con el alma del cura.

Pero todo acabó.

El cura estalló, y todo se volvió medianoche, brillante muerte de reina. Arizona no estaba preparado para nosotros, y en el viento una explosión negra, plumas y sombreros, todo se entremezcló; sabor a alcohol, sangre, y muerte del Huracán, viejo Rolling Stone, el amor de Patty en una botella, Valentine ponía en la etiqueta, sueños y dolor en el viejo Rock'n Roll.

Y nadie se despidió.


Pero las nubes cataron:

"Adiós a los dueños del Rock'n Roll."