martes, 26 de agosto de 2008

Sobre la telaraña. Las maneras de caminar.

Vives en la telaraña. Comes en la telaraña, ves la tele en la telaraña, y que demonios, hasta cuando estornudas lo haces en ella.
Es jodido tener un solo brazo especialmente corto y que te piquen los cojones.
Ráscate la nariz, puede que funcione.
Pero aun es más jodido si te pica la nariz. Pregúntale a alguien que encuentres: "¿Qué harías si no tuvieras tu único brazo lo suficiemente largo como para rascarte los cojones?"

"Ponte un garfio" Te diría un payaso.
Ya no quedan trajes de etiqueta. Y mucho menos de mi talla.
Todos mal vestidos con uno y yo en tirantes. En la telaraña nadie te dice nada.
Por lo menos te queda El Juego. Bien, de acuerdo, nadie te ha invitado a participar, pero hoy no hay ganas de subirse al mundo, y mientras nadie te quiera tirar todo ira bien.
Ya tenemos una telaraña, una camisa de tirantes, un juego sin significado y un montón de capullos de etiqueta.
Creo que voy a aceptar la sugerencia del payaso.

Puedes subirte a un tren llamado: "Destino final, viaje sin retorno".
O puedes no hacerlo.
No lo hagas, no seas imbécil. Muchos otro como tú cayeron y ahora viven decorados con medallas que brillan a sol y sombra, y estos, sonriendo, enseñan una perlada dentadura a juego que inspira de todo menos confianza.
Pero a nadie le gusta la confianza.

¡Mierda!

¿Qué ha pasado? Estás en el puto tren.
En fin, ponte cómodo.
Los farolillos te dan la bienvenida, y también los faroles que van de farol, pero estos más bajito, susurran, pues nunca quisieron llamar la atención.

"¿A dónde te diriges asi?, sin etiqueta y pisando los rencores que trae la madrugada"
Te pregunta el revisor.

"Ando perdido por suerte ¿Qué se me presenta hoy?"

"Las nubes se sonrojan al ver a la luna vestida y maquillada para salir esta noche"

"Ah! pues ya tengo plan"

Y finaliza:

"Vas pisando atardeceres."

Esta vez la pista de baile está para los dos, pero tú no has venido a bailar.
Asi que me quedo con mi camisa de tirantes, mi juego sin significado, el consejo de un payaso y ¡Qué coño! mis capullos de etiqueta.
La telaraña es de superglú, su abrazo es más fuerte que el de papá oso al guardia del bosque, de esa no hay quien se libre.
Nadie ha venido a bailar hoy.

Viaje sin retorno y el revisor te dice:
"Recuerda muchacho que la próxima vez que alguien diga tu nombre, tú no tendrás el brazo lo suficientemente largo como para levantar la mano."

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