lunes, 15 de septiembre de 2008

Sobre la triste triste muerte de Peter Pan.

Siempre que te apretes el estómago podrás vomitar.
Llega el invierno y me protejo del frío con pieles de escarabajo.
Sólo vivo para vivir debajo de ellas y debajo de ellas sólo hay muros.
Los muros son cada vez más pesados y cada vez más sensibles, y sabes que todos caerán si alguna vez tropiezas con un mal grito. Todos forman laberintos, y en todos los laberintos hay monstruos.
¿Entonces que?
¿Dios te dio una espada y un bocata para aguantar un día más?
Puede que te encuentres con el monstruo, o puede que te encuentre él a tí. En cualquier caso le darás de comer el bocata para que te deje en paz y luego le rajarás con la espada para recuperarlo.
Después de todo, Dios también tiene sentido del humor.
Una noche de verano te tropezaste con el invierno, y tus pieles de escarabajo calleron todas al suelo.
Les pediste un boli a los niños inmortales que con sangre escribían en las paredes profecías sobre los Recuerdameporsiempre y se rieron de tí.
Lo único que les oiste fue decir que si la luna no sale de día es porque que tiene resaca de la noche anterior.

"JODETE TIENES ENVIDIA!"

Contestaron; "Envidia de quién? ¿De quién cada día despierta matando las horas con las plumas del búho que se acuesta con ella? Nunca la tendrás."

"Lo que tú digas, pero son plumas muy afiladas"

Y un niño murió.
Así que me lo llevé conmigo para tener compañía en el laberinto.
Su nombre era Peter Pan y nunca me perdonó que lo arrastrara entre los muros.

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